top of page

La paradoja del tiempo y los zapatos por arreglar


Hay un viejo que refrán que dice algo así: “lleve sus zapatos donde el zapatero que esté más ocupado, el que no tiene trabajo nunca lo hará pensando en que puede hacerlo más tarde, el que está ocupado lo llevará al final de su agenda y lo entregará a tiempo para poder seguir cumpliendo”.


Hace más de un año escribí sobre cómo cuando estamos sintonizados y en armonía, podemos captar las señales que nos manda la vida todos los días, esto no es casualidad, es la capacidad de conectarse, de escuchar y conectar los puntos. Entonces el martes, por cosas de la vida, me mandaron un podcast de una persona que sigo y me encanta leer, Pablo Agustín Londoño, experto y conocedor en muchos temas, pero yo lo admiro principalmente por su inmensa capacidad de engancharme con sus escritos desde la primera frase. En él, Pablo toca muchos temas, pero mi mundo se pone en cámara lenta cuando habla sobre un tema que tenía en el tintero, habla del ser humano integral, ese que tiene muchas necesidades desde cuidar a su familia, trabajar, hacer ejercicio, aprender, y al mismo tiempo, mantener el sano equilibrio, el mismo que en muchas versiones se acomoda y se queja diciendo... que no hay tiempo para nada. Entonces, me puse a pensar, en cómo ejemplificar lo que sucede en los diferentes mundos, para ponernos en esos zapatos que hay que llevar a arreglar.


"... y no hago mas ná, mas ná"

"Yo me levanto por la mañana me doy un baño y me perfumo, me como un buen desayuno y no hago mas na´, mas ná..." Todos (en Cali) hemos cantado esta canción, el despertador no importa si no suena, cualquier hora sirve para levantarse de la cama, entreno, ¿cuál?, más tarde habrá un momento, el desayuno tampoco importa la hora, ni las muchas vueltas para mantener la casa en pie. ¿El banco? Ah si, ese abre hasta las 4, antes de eso, ¿para qué correr? Me atrevo a decir que muchas veces, llega la tarde, mira uno hacia atrás y el checklist está totalmente sin chulos, es más, no tiene ítems, porque sin esa necesidad de cumplir, pasan los segundos, los minutos y las horas, y todo da igual porque más tarde, se puede hacer.


El ocupa'o

La alarma le suena temprano, se dedica un tiempo a agradecer por este nuevo día, tiene un plan del día organizado con anterioridad, citas, tareas y compromisos en el google calendar. Para madrugar hay que acostarse temprano, para acostarse temprano, hay que comer temprano, para comer temprano, hay que terminar el trabajo temprano, y para llegar temprano al trabajo, hay que entrenar temprano. Sus días son como mini proyectos de estrategia, se establece una meta para el final del día (compartir en familia, leer, salir a comer con los amigos, entrenar, descansar..) y se organiza lo necesario para llegar allá. Con la costumbre, estas actividades se vuelven hábitos y de esa manera, parte de nuestro sistema de operar todos los días.


El amarga'o, o el que no entiende ná

- Claro, pero es que mire, ni le para bolas a los hijos por andar en esas clases que dice que anda, viven tan ocupados que los niños los está criando la empleada, seguro tienen la nevera vacía, claro, por eso andan tan flacos y acabados. Y ese matrimonio, no pues claro, creo que ni se ven y mucho menos se hablan porque llegan con una cara de cansados...! La vecina me dijo que viven peleando, y además llegan y se van al gimnasio así que mejor dicho, menos tiempo para compartir en familia! Pobre gente, definitivo están muy desbalanceados, porque entre tantas ocupaciones, primero lo primero, ¡su trabajo!, y los hijos por allá en la cola. Se van arrepentir, yo que les digo que se van a arrepentir!


La Realidad

Nada hace vivir más intensamente que tener muchos motores o drives en la vida. Pasar de una actividad que nos guste a otra sólo enriquece la mente y el alma de cada uno, nos equilibra, nos hace encontrar espacios donde creemos no los hay, nos hace valorar todos esos momentos tan valiosos que cuando tenemos gratis, damos por sentado, nos da igual, no valoramos. Nada nos hace rendir más que saber que tenemos un tiempo limitado para hacer las cosas, no hay que ser procrastinador profesional para admitirlo, que las fechas, lo límites, y la necesidad de cumplir, nos marcan la cancha y nos hacen querer entregar lo mejor y no conformarnos con menos. La productividad y la sensación de haber culminado tareas nos llenan de satisfacción, y mantienen la inercia de esa bola de actividades del día a día. No creo haya espacio para el arrepentimiento donde exista la claridad y la convicción para hacer las cosas. De todos modos, nunca estará de más revisar periódicamente las prioridades en pro de mantener el balance, hacer ajustes, y perdonarse cuando se haya embolatado en el camino.


Los motivadores o el drive

Por último, son esos elementos que bien pueden ser actividades, personas, o animales, que son tan importante para nosotros que no los podemos dejar por fuera de la ecuación. Son tan elementales como la sal, el aire para respirar y la ropa interior, el día sin ellos es como si no saliera el sol. Y sinceramente pienso que hay una relación estrecha entre los motivadores y la productividad: mientras más motivadores, más cosas haremos durante el día, así sea ir a tomar café con las amigas, trabajar, pintar un rato, leer un buen libro, caminar por el parque, correr, nadar, trabajar, estudiar, cocinar, sacar al perro, compartir con la familia, tantos como el número infinito, que nos obliguen a querer hacerlo todo y bien, para poder lograrlo.


Y entonces, ¿qué hacemos con los zapatos?

A mí me gusta estar ocupada, tener una lista e irla chuleando, pues mi actitud frente a mis quehaceres depende enteramente de... mi actitud, y que valga la muy contundente redundancia. Hay infinitas maneras de darle la vuelta a las situaciones, pues así como no hay una emoción sin un pensamiento, lo que piense determina lo que siento al respecto. Así, saber que hay que salir a recoger a los hijos en plena hora pico, puede ser visto como la oportunidad de oír un podcast, de descubrir nuevas canciones, de llamar a la familia, de meditar en silencio. Y literal, siempre tenemos esa elección. Por eso cuando me levanto madrugada por deber y no por querer, yo decido ver en ella mi oportunidad de organizarme temprano, de ver el amanecer, de sentir el olor del aire frío recién hecho; puedo ver mi entreno como la autopista para tener un cuerpo sin límites; puedo ver el trabajo como la oportunidad de seguir creciendo; y a mis hijas como mis maestras para no engancharme con sus pataletas. Y si todo eso está en nuestras manos, bienvenido el equilibrio, bienvenidos los motivadores, las ocupaciones, y la actitud que le da la vuelta a todo eso, que yo ya sé a quién le voy a llevar mis zapatos.


Por aquí el link al podcast...

 
 
 

Comments


Suscríbete Aquí

©2020 by run & yoga. Proudly created with Wix.com

bottom of page