How I Feed, How I Fuel, How I Feel
- julyosoriohh
- 1 oct
- 2 Min. de lectura
Sin Miedo a Comer. Sin Miedo a Rendir.
Hace poco tuve una conversación que me había dado ganas de compartir. No soy nutricionista. No soy profesional en deporte. Soy aficionada y altamente observadora y preguntadora. Me gusta preguntar para conocer. Me gusta preguntar para aprender. Me gusta aprender para compartir. No recomiendo. Solo pongo sobre la mesa. Por eso, hoy, solo voy a contar una historia…
Había una vez, un niño al que le gustaba correr. Se había metido en el cuento y salía todos los días, o cada vez que podía. Venía de hacer una dieta que le había funcionado cuando quiso bajar de peso, y con esa misma fórmula, salía a correr.
El tiempo pasaba, y no mejoraba en su rendimiento. Tampoco bajaba de peso. No solo eso, le empezaron unas sensaciones raras al correr: pulsaciones altas, fatiga post entreno, y un cansancio hasta raro, como si lo hubieran revolcado. Frustrado ante la situación que algo definitivamente no funcionaba, había que hacer un cambio.

Un buen día, inspirado en los carros de Fórmula 1, decidió cambiar la gasolina de su motor. En su mente: para poderle exigir, había que tanquear. La fórmula era sencilla: dar, para recibir, y así sucesiva y continuamente. Cambió sus tres comidas principales, y dejó un espacio para comer alguito antes de salir. ¿Y qué pasó?
El cambio fue casi inmediato. Un día no bastaba para medir el éxito, así que siguió probando.¿Qué sintió? La panacea. La maravilla. Más fuerza, más disfrute, mejor recuperación. Su cuerpo empezó a cambiar. Y lo mejor, se sentía mucho mejor. Así como “le metía más”, también “le sacaba más” y empezó a correr más cómodo, empezó a correr mejor. El miedo había dejado su cuerpo. Había llegado la hora de mejorar.
THE END
REFLEXIÓN
Hoy, ese niño, no le tiene miedo a la comida. Hoy ese niño corre mejor. Hoy ese niño se siente mejor. Sabe que la comida es su aliada. Sabe que si se quiere exigir, se debe alimentar, porque para tener rendimientos, debe haber una inversión. Debe haber un equilibrio. Hay que buscarlo. Hay que mantenerlo.

Me llamó mucho la atención esta charlita. Fue como ponerle cara a muchas situaciones que yo veo en el día a día. Fue una revelación. Oírlo decir que le perdió el miedo a la comida y cómo eso lo ayudó a sentirse mejor. Mejorar no es solamente ir al gimnasio o salir a correr mil horas hasta acostumbrarse. Mejorar es un proceso gradual de ir adaptándose a nuevas cargas: peso, resistencia, tiempo de entreno… donde cada uno quiera poner el termómetro.
Porque seamos honestos, no es lo mismo comer para salir a entrenar media hora que para entrenar cinco. ¿Comerá lo mismo el que levanta veinte kilos que el que levanta doscientos? No lo sé. Yo solo cuento este cuento para que cada uno le ponga su final…




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